Juan del Enzina fue el compositor más destacado del reinado de los Reyes Católicos. Escribió romances y villancicos, recogidos en el cancionero musical de Palacio. Los villancicos en el Renacimiento no eran canciones navideñas; su nombre deriva de villano (habitante de la villa) y es una forma musical que consta de estribillo, copla y estribillo.
Enzina, gran poeta y compositor, se inspiraba en temas populares para divertir a la aristocracia. Uno que parece ser que les entretenía bastante era del que se burlaban en la época con la palabra cucú ,palabra con la que se mofaban de los maridos engañados por sus mujeres.
La letra dice lo siguiente:
Cucú, cucú. Guarda no lo seas tú.
Compadre debes saber
que la más buena mujer
rabia siempre por _____
Guarda bien la tuya tú.
Cucú, cucú. Guarda no lo seas tú.
Compadre, has de guardar
para nunca encornudar
si tu mujer sale a _______
sal junto con ella tú.
Cucú, cucú. Guarda no lo seas tú.
Las líneas rojas son palabras que podéis completar escuchando la música que acompaña el vídeo que os he montado. Espero vuestros comentarios con las respuestas correctas.
En la clase de Música estamos dando las músicas del mundo, y a mí, en especial me gustó este instrumento; es de mi compañera María y trajo unas fotos a clase para que lo viéramos.
Es un instrumento propio de África occidental parecido a la kora. Aunque el de la foto tiene menos, la kora tiene 21 cuerdas y consta de una calabaza grande cortada por la mitad que actúa como caja de resonancia a lo que se le agrega un puente con muescas como una guitarra.
Su sonido recuerda a un arpa aunque cuando se toca de forma tradicional, se asemeja más al estilo de las guitarras flamencas.
Los alumnos de Tercero protestan mucho con la Historia de la Música. Que si es difícil, que si esa música está muy alejada de sus gustos,...
Para demostraros que no siempre es aburrida, le he puesto imágenes a una famosa obra de Josquin Des Prez, un autor que escribía tanto música profana como religiosa. Para hacerlo más emocionante, el vídeo contiene errores. Espero que los localicéis mientras escucháis la polifonía que se produce entre las voces que imitan los saltitos del grillo, para describir musicalmente imágenes, tal y como era habitual en los madrigales del Renacimiento.
Para que sigáis mejor la letra, aquí os la dejo. A lo mejor alguien se anima y nos la traduce...
El grillo. El grillo è buen cantore
Che tiene longo verso.
Dalle, beve, grillo, canta.
Dalle, beve, grillo, canta. Ma non fa come gli altri uccelli
Come li han cantato un poco,
Van de fatto in altro loco,
Sempre el grillo sta pur saldo.
Quando la maggior el caldo
Alhor canto sol per amore.
El grillo. El grillo è buen cantore Che tiene longo verso. Dalle, beve, grillo, canta. Dalle, beve, grillo, canta.
Supongo que ya no os olvidaréis del Grillo ni de Josquin. Espero que os haya gustado.
Aunque sean pocos, hay burros que saben cantar. Pero los que aparecen en el siguiente enlace tienen un problema: no son capaces de sincronizar su "polifonía" sin tu ayuda. Pincha sobre el burro que quieras que intervenga en el grupo con su maravillosa voz; con un poco de habilidad conseguirás una canción "un poco burra", pero con mucho ritmo.
En el Departamento de Música sabemos que hay algunas actividades de clase que os motivan más que otras y que a veces os gustaría poderlas practicar en casa. Para que podáis hacerlo con algunas de las piezas que más solicitáis tocar en clase, os proporcionamos el enlace a la página web del IES "Medina Albaida", con cuyas profesoras de música compartimos muchas horas de trabajo y risas.
Los alumnos de Tercero encontraréis las dos versiones del Dies Irae (con y sin flauta).
Para los alumnos a los que se les olvidan con frecuencia las posiciones a la hora de tocar, os recomiendo un enlace para que podáis practicarlas y repasarlas en casa de una forma diferente:
Difícilmente la música, la más espiritual de las artes, podía encontrar mejor patrona que la mártir santa Cecilia, cuya fiesta se celebra el 22 de Noviembre. Cecilia es una de las figuras más características del cristianismo primitivo en Roma, donde tiene su templo en el Trastévere. La antigüedad no conoce relación entre la santa y la música. Narra la leyenda que que Cecilia “cantaba a Dios en su corazón”, la supresión de las palabras “in corde suo” (en su corazón) llevó a que se la relacionara con el canto y a que, en la iconografía posterior al siglo XV, apareciera rodeada de instrumentos musicales.
Cuenta la leyenda que...
La piadosa doncella Cecilia era de una hermosura excepcional; consagró a Dios su virginidad siendo aún niña. Comprometida a casarse con Valeriano, joven pagano, le dijo la misma noche de bodas: “Tengo a mi lado un ángel encargado de velar por mi virginidad; por lo cual cuídate muy bien de tocarme, porque te atraerías la ira de Dios”. Valeriano así lo hizo. Cecilia consiguió que el Papa lo bautizara y entonces Valeriano vio a un ángel radiante. Asimismo instruyó la santa a Tiburcio, hermano de Valeriano, el cual, una vez bautizado, también vio al ángel. Poco después uno y otro fueron martirizados por el prefecto de Almaquio.
También mandó apresar a Cecilia y asesinarla en su misma casa. La encerraron en la sala de baños y prendieron fuego, pero al día siguiente aún estaba viva; un soldado intentó matarla con la espada; pero después de varios golpes todavía estaba viva en el suelo entre un charco de sangre. Al amanecer murió en brazos del papa Urbano, hacia el año 320.
Como se acerca la noche de difuntos os contaré una historia de miedo.
Escuchad la música mientras leéis.
Érase una vez una bruja. Pero una bruja de verdad. ¿Alguien ha visto alguna? No de esas de los cuentos con escoba y una verruga en la nariz, no. Una bruja con apariencia de persona; muy fea, eso sí, pero vestida de persona. Con su chepa, su barbilla prominente, su desagradable y desgarradora voz, su crueldad... sus pócimas...
Esta bruja era de la peor clase en la clasificación oficial de brujas, pues era envidiosa y torpe. A su paso los pájaros dejaban de cantar y las nubes oscurecían el cielo. Era capaz de enturbiar todo a su alrededor, de romper la armonía universal. Trataba mal a las personas a las que envidiaba y dedicaba su vida a hechizar con sus apestosos brebajes a los pobres imbéciles que se detenían a escucharla. Los convertía en ratoncillos asustados, en zombis que sólo se atrevían a asentir y realizar sus deseos, en gente a la que le habían robado el espíritu. Y ella nunca miraba a los ojos, porque quien no mira a los ojos es que tiene el alma sucia.
Cuando alguien se resistía a tomar sus maléficas pócimas y se enfurecía, se desataban las fuerzas del infierno: gritaba, arañaba, mentía y se tiraba de sus enmarañados pelos (feos, pese al esfuerzo de sus peluqueros). Y si no era suficiente para aterrorizar a todo el mundo así, le arrebataba la energía a aquellos que entorpecían sus abominables planes.
A esa bruja no le gustaba la música. La música es vida, luz y ánimo, pero ella prefería la oscuridad y la destrucción.
Seguro que estáis pensando ¿qué pasó con aquella bruja?; ¿apareció alguien que le dio su merecido?; ¿fue desterrada para siempre por los sonidos de dulces flautas que al unísono tocaban unos inocentes niños?
Querría deciros que sí, pero os estaría contando un cuento y yo sólo os había anunciado una historia. Todos tenemos a esa bruja cerca de nosotros. Y hay imbéciles que la escuchan. Y hay personajillos a los que acobarda.
No obstante, no debéis temerla: algunos hemos tomado el antídoto contra sus pócimas: somos más inteligentes que ella, más fuertes, más trabajadores, más jóvenes, y más guapos... y sabemos cantar y reir a carcajadas. No olvidamos que sigue ahí, siempre al acecho y sabemos que debemos mantenerla alejada y procurar que su horrible voz y sus engaños no nos alcancen. ¿Cómo?
Con honestidad, alegría y cariño.
Y como último recurso, recordad: la música la desbarata y la aturde.
¿Os parece el otoño una estación triste? Hay muchas personas que piensan que sí. No es mi caso. Para mí no es el final de algo sino un comienzo, otra etapa. Conocemos nuevos amigos, nos reencontramos con nuestros confidentes y reaparecen en nuestras vidas personas que, aunque no nos apetece tener a nuestro lado, nos enseñan cosas. Cosas para aprender y cosas para olvidar.
En el caso de que nada de esto nos consuele podemos pensar en el nuevo curso como una nueva oportunidad para ver bonitos paisajes a los que algunos de los más grandes compositores dedicaron su música. Vivaldi fue uno de ellos.