Aprovechando que se acerca la Noche de difuntos y que es el aniversario de un gran músico, hoy toca una de miedo.
El 27 de Octubre de 1782 nacía en Génova el gran violinista Niccoló Paganini. Vida de éxito, fama y gloria como músico... pero cuando falleció, el obispo de Niza negó el permiso para enterrarle en el cementerio y sus restos permanecieron 36 largos años en el frío sótano de un destartalado edificio.
¿Por qué el obispo no permitió que su cadáver tuviera un funeral cristiano? Porque Paganini era “El violinista del diablo”, o al menos así lo llamaba todo el mundo.
Mucho antes de que su leyenda creciera, un testigo afirmó haberle visto invocar al diablo en una habitación en penumbra, y después prometerle la entrega de su alma a cambio de tocar como un ángel. La historia comenzó a correr de boca en boca como justificación de la impresionante técnica musical de un Paganini que era capaz de tocar el violín como ningún mortal. Nadie se explicaba como podía interpretar tan genialmente, ni cómo sus manos podían alcanzar esas inverosímiles posiciones. ¿Cómo podía tocar obras de gran dificultad sólo con una delas cuatro cuerdas del violín? Sólo un pacto con el Maligno lo justificaba.
Las entradas para sus conciertos se agotaban. Personas de todos los estratos estaban al tanto de la historia sobre el violinista que había entregado su alma al diablo y todos acudían a escucharle:
Se presentaba a tocar con fuego iluminando el escenario.
Se presentaba a tocar con fuego iluminando el escenario.
De su violín salían notas prodigiosas y detrás de él todo parecía arder en llamas.
Entonces su figura crecía aún más. Se volvía un verdadero coloso.
Así lo veía el público. Flaco, alto, erguido, con las manos que parecían llegarle hasta las rodillas; de trajes deshilvanados, en jirones muchas veces,
su larga melena revoloteaba al mismo tiempo que su arco describía parábolas en el aire.
Sus largos dedos se comían el violín.
Tenía una apariencia fantasmagórica. Pese a su extraño aspecto físco, pálido, demacrado y con extremidades desproporcionadas, Paganini gozaba de la compañía de las mujeres más bellas. Tenía magia, emanaba algo de él. Después de una labor científica comparable a las de los CSI de Las Vegas, todos concluyeron que efectivamente, la leyenda era cierta. Pacto con Satanás fijo.
A él no le importó lo más mínimo y rehusó desmentir aquellos comentarios. Fue sin duda una buena, bonita y barata campaña publicitaria y vivió entre aplausos y éxitos toda su vida profesional. Consiguió todo lo que quiso: fama, fortuna, amor,...
Y ahora la gran pregunta: ¿venderías tu alma a cambio de tu más ardiente deseo? Si la respuesta es sí, aprovecha el fin de semana. Es Halloween.
Wow que interesante...
ResponderEliminarbuena entrada anabel!