"A solas con mis notas, el corazón me late fuertemente y las lágrimas fluyen a raudales de mis ojos".
Giuseppe Verdi

domingo, 17 de mayo de 2009

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La ópera sobrevive

La ópera gana público en los últimos años. Parte de la culpa la tienen los directores de escena, que han renovado los montajes. Pero ¿cómo afecta esto a los cantantes? Algunos nos cuentan su experiencia en El País (16-5-09):

El mundo de la ópera hace 30 años, vivía una preocupante decadencia y se había convertido en un mundo cerrado condenado a soportar los caprichos de los divos. En los últimos años los directores de escena atrevidos han acercado y renovado el interés por la ópera entre un público más amplio.


Esto a la larga, ha hecho sobrevivir al género dotándolo de más espectacularidad, pero esos mismos directores deben respetar, además de la partitura, cuestiones físicas. No se puede cantar en según qué condiciones o posturas. Son muchos los intérpretes que se quejan : "En los 10 años que llevo de carrera, el poder de los directores de escena ha ido en aumento... No tienen en cuenta que lo más importante es que se escuche la voz y si estás subida a una escalera a punto de caerte igual no es lo más apropiado. Es necesario respetar la profesionalidad de los que están en el escenario", asegura Mariola Cantarero. Los cantantes de las generaciones más jóvenes están más abiertos. Ellos han convivido con las propuestas arriesgadas y las recreaciones con naturalidad.

La era audiovisual ha cambiado también radicalmente el concepto de la ópera. Los divos de hoy están permanentemente expuestos. Muchos se entregan a ello, como Karita Mattila, que cantó Katia Kabanova rodeada de agua y sobre cajas de madera. "Estuve a punto de tirar la toalla porque la mayor parte de mi actuación la pasaba empapada y podía perder el equilibrio. El agua no estaba fría, pero cuando llevas horas mojada, lo único que deseas es salir corriendo", aseguró Mattila cuando estuvo en Madrid. A esta cantante no le importa aparecer desnuda en escena. Pero, para ello, se prepara. Estuvo dos meses acudiendo a diario al gimnasio y recibiendo clases de baile para hacer una Salomé en el Metropolitan. "Me cuesta perder kilos, pero si un director me lo pide y me gusta el papel, lo hago".

José Manuel Zapata, tenor, ha llegado a disfrazarse de abejorro para un montaje de El barbero de Sevilla . El ambiente en el equipo fue estupendo. Divertido. La propuesta en Basilea gustó al público y llenaron 25 funciones. “De lo que se trata es de no herir sensibilidades. Los cantantes de ópera no podemos cerrarnos, hay que escuchar y probar".

A veces los cantantes son rechazados por su físico y más después de que las discográficas hayan empezado a apostar por el negocio de los DVD y las retransmisiones en cines: el aspecto físico puede imponerse frente a la calidad musical y la ópera podría caer en el falso glamour de las pasarelas.

La tentación de ampliar públicos a cualquier precio tiene sus consecuencias. El público de la ópera todavía es muy conservador y quiere que la protagonista de La traviata muera en la cama y no en un balcón", afirma Antonio Moral. Aun así, la cosa está cambiando, opina Calixto Bieito: "Hay dos tendencias claras, la conservadora, que todavía existe, y quienes quieren ver cosas nuevas, que son cada vez más". Pero no hay que asustarse ante las protestas de los más reacios a la renovación: "Los abucheos se oyen más que los bravos, pero no por eso son más numerosos ni hay que darles más importancia".

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