"A solas con mis notas, el corazón me late fuertemente y las lágrimas fluyen a raudales de mis ojos".
Giuseppe Verdi

lunes, 18 de mayo de 2009

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Un siglo viajando con Albéniz





Isaac Albéniz murió el 18 de mayo de 1909; nos dejó las mejores obras para piano que compuso jamás un autor español.

A los cuatro años, el crío era un pequeño virtuoso y su padre lo presentó en público en lo que sería su primer concierto, que fue ni más ni menos que en Barcelona. No era aquel ambiente el que anhelaba Isaac, porque a los 13 años se escapó de casa, se coló en un barcó de polizón y viajó hasta América del Sur, donde trabajó como pianista en varios países. Después de volver a España, estudió en Europa con los mejores músicos del momento (Liszt, entre ellos) y conoció de la mano de Pedrell la esencia de lo que había de ser la música nacionalista española.

En París, Debussy y Fauré le iniciaron en una innovadora forma de hacer música (el impresionismo), que marcaría definitivamente su estilo, uniendo en sus obras el más hondo sentir de la esencia española con una técnica de composición vanguardista. Resultado: obras como Iberia , Suite Española, España, seis hojas de Álbum,... en las que hace un recorrido musical por nuestra geografía sin dejarse casi ningún sitio. La Suite española, por ejemplo, consta de cinco piezas para piano tituladas "Granada", "Cataluña", "Sevilla", "Cádiz" y "Aragón".
Músicos franceses y otros relevantes pianistas solicitaron al gobierno francés la concesión de la Gran Cruz de la Legión de Honor, que le fue concedida pocos días antes de morir. El niño aventurero logró dejarnos con su música demás del recuerdo de sus viajes, la admiración de los franceses hacia la música española... Que no es poco.

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