Varios compositores de mediados del S.XX experimentaron con una técnica de composición que estuviera basada en secuencias de sonidos no ordenados; en el resultado final de la obra intervendrían la improvisación a lo largo de la ejecución y el azar. Es la música aleatoria.
Ordenar fragmentos musicales mediante sucesivas tiradas de dados es algo que ya tentó a Mozart aunque para él fuera un mero pasatiempo musical. Sin embargo compositores como Jonh Cage y Stockhausen se lo tomaron muy en serio y abrieron un camino que hoy es muy fácil de recorrer gracias a las nuevas tecnologías.
Ordenar fragmentos musicales mediante sucesivas tiradas de dados es algo que ya tentó a Mozart aunque para él fuera un mero pasatiempo musical. Sin embargo compositores como Jonh Cage y Stockhausen se lo tomaron muy en serio y abrieron un camino que hoy es muy fácil de recorrer gracias a las nuevas tecnologías.
Si pinchas en el siguiente enlace encontrarás un ejemplo muy evidente de cómo el azar puede determinar la forma última de una obra musical y de cómo las nuevas tecnologías pueden lograr una música "casi" infinita. Puedes intervenir en el resultado guiando el movimiento con las flechas que hay en la parte alta de la pantalla. Y no suena del todo mal...
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